Perfil deseado para el profesor de ajedrez (I)
“Un aspecto a tomar en cuenta es “la necesidad de investigar las diferencias
entre la enseñanza del ajedrez dirigido por un/a instructor/a de ajedrez o por
un maestro/a o profesor/a sin formación específica en el juego, aunque si con
una formación básica”.
El docente, profesor o instructor de ajedrez visto como mediador
Uno de los actores más importantes en el proceso de enseñanza – aprendizaje del ajedrez, es el docente o instructor de ajedrez. Estamos hablando de aquel
profesional que actúa en el aula o taller de clases, como mediador entre el vasto volumen de información y contenidos ajedrecísticos y nuestros niños y jóvenes, en tanto sujetos principales de dicho proceso.
Sin embargo, un punto de interés consiste en “la necesidad de investigar las diferencias entre la enseñanza del ajedrez dirigido por un/a instructor/a de ajedrez
o por un maestro/a o profesor/a sin formación específica en el juego, aunque si con una formación básica. Este aspecto en particular ha sido considerado en numerosas oportunidades y representa una gran dificultad al momento de pretender establecer una política de estado tendiente a incorporar la enseñanza del ajedrez en las escuelas, primarias o secundarias (Zeynalli, A. 2015).
Esta discusión se mantiene hoy día en el seno de la Comisión de Ajedrez y Educación FIDE; ambiente en el cual se reconoce el valor de ambos profesionales;
aunque entiende que el docente o instructor ideal es aquel que esta titulado en docencia, pedagogía o que, teniendo otra profesión afín, ha aprobado cursos de
componentes pedagógicos que le permitan “hablar el mismo lenguaje de la escuela.
Es por ello que cuando hablamos del perfil del docente, básicamente nos referimos al conjunto de habilidades, conocimientos y destrezas personales y profesionales que exhibe un educador en el desarrollo de su función educativa. En particular nos interesan los actores afectivo, ético e intelectual; así como su
habilidad en el control de su trabajo profesional.
Roles, funciones y responsabilidades del docente
La concepción del docente como agente único y autoritario, dejó de ser hace mucho tiempo, al producirse cambios en la apreciación del estudiante, el cual es ahora considerado como ente activo y no pasivo, como antaño.
Esta situación determinó la asignación de nuevas funciones y responsabilidades al docente, lo que implicó a su vez, el surgimiento de nuevos roles a desempeñar.
Tomando en cuenta esta tendencia, se plantea que el docente, profesor o maestro de ajedrez, deberá desempeñar eficazmente los siguientes roles: facilitador del aprendizaje, investigador, orientador, promotor social, planificador, administrador y evaluador. Estas consideraciones son tomadas en cuenta, debido a que los docentes que participan en la enseñanza y entrenamiento del ajedrez, generalmente provienen de distintas especialidades, institutos de formación
docente, experiencia profesional, cargo, etcétera. Inclusive, muchos de ellos ni siquiera tienen título docente; exhiben, a cambio, experiencia práctica de torneos y, en casos, ostentan títulos de Experto o Maestro de Ajedrez.
Si a lo anteriormente señalado, le sumamos: motivaciones, metas profesionales y un desconocimiento importante en cuanto a funciones específicas, atribuciones y obligaciones, se explica la ausencia de una conciencia o compromiso, en cuanto al rol a desempeñar.
Un perfil deseado
Blanco, U (1995), considera que, en función de lo antes expuesto, debe definirse un “perfil” del docente de ajedrez, en el que sean precisados los requerimientos de actitudes, habilidades y destrezas, que demanda el movimiento ajedrecístico internacional de parte de sus docentes.
Este perfil lo componen:
- -Las competencias científico-metodológicas que los habilitan para el trabajo
productivo en su especialidad y que denominaremos perfil científico-técnico; - -Las competencias que exige la tarea docente propiamente dicha y que
incluye la enseñanza y la investigación y, - -Las características, cualidades, actitudes y aptitudes, que conforman los
rasgos de la personalidad, inherentes a su naturaleza como ser individual y
como ser social, se traducen en su capacidad para contribuir a modelar la
conciencia y los efectos de sus alumnos; es la parte más delicada y compleja
de su misión y que denominaremos perfil ético-social.
Cabe destacar, que el desarrollo de este perfil deberá basarse, primordialmente, en las “competencias” y “actitudes” que potencialmente el docente esté en capacidad de desarrollar. Por tanto, los aspectos (1) y (3), lo científico técnico y lo ético-social, deberán ser prioritarios a la hora de su definición.
Este autor propone, con base en la política de desarrollo de la Comisión de Ajedrez y Educación FIDE algunos de los rasgos del perfil, que debiera caracterizar al
docente o instructor del ajedrez. Continuará …
Por Dr. Uvencio Blanco Hernández
Comisión de Ajedrez y Educación FIDE